¿Alguna vez te has preguntado cómo un país rico en petróleo decide diversificar su economía? Arabia Saudita ha encontrado una respuesta audaz: invertir masivamente en tecnología de inteligencia artificial (IA). En un mundo donde el poder tecnológico a menudo dicta el ritmo del desarrollo económico y la influencia geopolítica, este reino desértico está haciendo movimientos estratégicos para posicionarse como un líder mundial en IA.
Este año, el gobierno saudí ha lanzado un fondo de 100 mil millones de dólares destinado específicamente a la IA y otras tecnologías emergentes. No contentos con esto, están en negociaciones para inyectar otros 40 mil millones de dólares en empresas de IA. Además, han prometido mil millones de dólares para un acelerador de startups al estilo de Silicon Valley, con el objetivo de atraer a los emprendedores más innovadores del mundo. Comparando estos números con los esfuerzos de otras naciones, como el compromiso de 100 millones de dólares del Reino Unido para el Instituto Alan Turing, la escala de la inversión saudí es simplemente monumental.
La pregunta que surge es, ¿por qué esta enorme inversión? Bajo la iniciativa Vision 2030, liderada por el Príncipe Mohammed bin Salman, Arabia Saudita está transformando su economía para reducir su dependencia del petróleo. El objetivo es claro: no solo sobrevivir en el futuro tecnológico sino ser uno de sus principales protagonistas.
El Evento Leap: Punto de Encuentro de Gigantes Tecnológicos
Imagina un evento donde los pesos pesados de la tecnología mundial se reúnen en el desierto. Eso es exactamente lo que sucedió en el Leap tech conference, un espectáculo tecnológico que atrajo a más de 200.000 personas, incluyendo ejecutivos de alto rango de empresas como Amazon, Google y TikTok. Este evento no solo fue una muestra de avances tecnológicos, sino también un claro indicativo del poder de convocatoria que tiene Arabia Saudita en el ámbito global de la tecnología.
Durante el evento, Adam Selipsky, CEO de la división de computación en la nube de Amazon, anunció una inversión de 5.3 mil millones de dólares en centros de datos y tecnología de inteligencia artificial en el reino. Otros gigantes como IBM y Huawei no se quedaron atrás, anunciando acuerdos multimillonarios. La cifra total de negocios realizados superó los 10 mil millones de dólares, según la agencia estatal de prensa de Arabia Saudita.
Pero, ¿qué atrae a estas corporaciones a invertir tanto en un país predominantemente conocido por su petróleo? La respuesta radica en la combinación de incentivos financieros substanciales y la promesa de un mercado en expansión. Arabia Saudita no solo ofrece el capital, sino también un compromiso serio de integrar estas tecnologías en su infraestructura nacional.
En el contexto del tráfico que marcó la jornada, algunos asistentes tomaron rutas alternas, mientras que unos pocos afortunados utilizaron una salida de autopista especialmente dedicada a «V.V.I.P.s». Este detalle no es menor, pues refleja el nivel de organización y la importancia que el reino otorga a estos eventos.
Desafíos Geopolíticos: La Tecnología y la Influencia Global
En un mundo donde la tecnología es un pilar de la influencia geopolítica, la ambición de Arabia Saudita de convertirse en una potencia en inteligencia artificial no solo es un objetivo económico, sino también una maniobra estratégica en el tablero global. Situada en el cruce de caminos entre China y Estados Unidos, la nación está en una posición delicada pero potencialmente ventajosa.
Este mes, por ejemplo, la Casa Blanca intermedió un acuerdo para que Microsoft invierta en G42, una empresa de IA en los Emiratos Árabes Unidos, como parte de un esfuerzo por disminuir la influencia de China. Para China, la región del Golfo representa un mercado vasto y un acceso a inversionistas con profundos bolsillos, así como una oportunidad para ejercer influencia en países tradicionalmente aliados con Estados Unidos.
La adopción de tecnologías de vigilancia impulsadas por IA, al estilo chino, ya está integrada en el sistema de policía de la región, lo que plantea preguntas sobre las implicaciones éticas y de privacidad de estas tecnologías. Además, las tensiones entre las ambiciones de la IA y las inclinaciones autoritarias del reino pueden complicar las relaciones con potencias occidentales que valoran las libertades civiles y la transparencia.
Vision 2030: Transformando un Reino con IA y Grandes Proyectos
El ambicioso plan Vision 2030, revelado por el Príncipe Mohammed bin Salman, no es solo una estrategia económica, es una apuesta por un futuro donde Arabia Saudita es un centro mundial de tecnología, turismo, cultura y deporte. Parte de este plan incluye proyectos futuristas como la construcción de ciudades en el desierto del tamaño de metrópolis, orientadas hacia la tecnología y los servicios digitales.
La inversión no se limita a lo digital. El reino ha comprometido 200 millones de dólares anuales para contratar estrellas de fútbol como Cristiano Ronaldo y está planificando un rascacielos espejado de 100 millas de largo en el desierto. Estos proyectos, aunque deslumbrantes, plantean preguntas sobre la sostenibilidad y la viabilidad a largo plazo de tales emprendimientos.
Además, a pesar de los esfuerzos del príncipe por presentarse como un reformador joven y tecnológicamente hábil, su imagen internacional se vio empañada tras el asesinato del periodista Jamal Khashoggi. Aunque inicialmente esto enfrió las relaciones internacionales, el atractivo del dinero saudí ha resultado ser demasiado fuerte para resistirlo por mucho tiempo.
