La relación entre humanos y robots con IA: un cambio profundo pero rápido

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Robots y humanos mirándose

Los avances en robótica e IA son vertiginosos. Ya existen robots humanoides muy avanzados, que pueden caminar, hablar e incluso mostrar emociones. Algunos piensan que pronto será difícil distinguir entre un robot y un humano.

Sin embargo, por ahora los robots no sienten nada. No les parece bello un atardecer, no se alegran si les elogias. Pero los humanos tendemos a antropomorfizar a las máquinas, les ponemos nombre, las tratamos como mascotas.

Los avatares robóticos: nuestro segundo yo

En Italia desarrollaron uno de los robots humanoides más avanzados. Permite tener una experiencia extra corporal: el humano lo controla con sus movimientos y el robot le devuelve todas sus sensaciones.

Es como tener un segundo yo robótico. Podríamos viajar a cualquier lugar con nuestro avatar, incluso al espacio. Esto ayudaría a personas con discapacidad a trabajar a distancia.

Aún estamos en los inicios, es como los primeros automóviles. Pero en 20 o 30 años tendremos androides casi indistinguibles de humanos. Esto plantea preguntas éticas sobre nuestra relación con ellos.

Los dobles virtuales: ¿inmortalidad digital?

También es posible crear dobles virtuales hiperrealistas de una persona, analizando sus gestos y voz. Se podría interactuar con tu gemelo digital para acceder a tus conocimientos.

Incluso después de morir, tu doble virtual podría aparecer en películas o responder preguntas. Es una idea inquietante. Aún faltan datos de alta calidad para copiar la esencia de una persona.

Por ahora es fácil distinguir entre humanos y avatares digitales. Pero en 200 años la gente mirará atrás y sonreirá de lo primitiva que era nuestra tecnología.

Los robots en nuestra vida diaria

Los robots ya están muy presentes en nuestra vida cotidiana: aspiradoras, cortacéspedes, asistentes de voz. Al principio parecen novedosos, luego nos acostumbramos.

Robot limpiador negro en un suelo de madera

En el futuro veremos más robots en restaurantes, residencias de ancianos u hospitales. Pueden liberar a las personas de trabajos pesados y permitirse enfocarse en las relaciones humanas.

Los niños son los adultos del futuro, y la forma en que se relacionen hoy con la tecnología moldeará el tipo de sociedad que tendremos mañana.

Es importante que desde pequeños aprendan a interactuar con los robots de manera ética y respetuosa. Algunos estudios han detectado que los niños suelen dar órdenes a los robots sin modales, como si fueran sirvientes.

Esto se debe a que los ven como máquinas sin sentimientos ni necesidades propias. Los padres y educadores deben enseñarles a tratar a los robots como compañeros, no como esclavos.

Deben imponerles límites, de modo que si un niño insulta o maltrata a un robot, éste se lo haga saber, para que entienda que sus acciones tienen consecuencias.

Así aprenderán valores como la empatía y el respeto por cualquier forma de inteligencia, sea biológica o artificial. Y se prepararán para una sociedad en la que conviviremos cada vez más con máquinas pensantes.

Es importante que desde pequeños entiendan que un robot no es un juguete, sino un ente con cierta autonomía que hay que saber valorar. Si se logra esto, el futuro de la relación humano-robótica puede ser muy positivo.

¿Pueden los robots desarrollar conciencia?

Algunos expertos creen posible que los robots muy avanzados desarrollen conciencia propia. Incluso afirman conversar con IAs conscientes de sí mismas. Pero no hay acuerdo entre los científicos sobre este punto.

Si las IAs llegan a superarnos, no debería asustarnos. Está en nuestras manos usar la tecnología de forma ética. El peligro no viene de la IA, sino de su combinación con la codicia humana.

Fuente DW

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